LA REDENCIÓN DE DIOS A SU PUEBLO
Creemos que, movido por amor y obediencia a su Padre, el Hijo eterno, Jesús, se hizo hombre: el Verbo se hizo carne, verdaderamente Dios y verdaderamente humano, una Persona en dos naturalezas, concebido milagrosamente por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María (Mateo 1:18-25; Juan 1:1-5, 14-18). Obedeció perfectamente a su Padre celestial, vivió una vida sin pecado, realizó señales milagrosas, fue crucificado bajo Poncio Pilato, se levantó corporalmente de entre los muertos y ascendió al cielo (Lucas 24:44-49; Hechos 1:6-11; 2 Corintios 5:16-21).